Mientras estudiaba en Dixie High School, Patricia T. Holland conoció “al chico más inteligente de la escuela, que también era un fastidioso terrible, y aunque [ella] no podía soportarlo en ese momento, [ella] tenía la extraña sensación, incluso entonces, de que, cuando [ella] fuera mayor, [ella] se casaría con él”. Ese chico era Jeffrey R. Holland, la estrella académica y deportiva. Patricia también se fijó en él y empezaron a salir. A los dos años de noviazgo, Jeffrey fue llamado a servir en la Misión de Gran Bretaña. Durante su ausencia, Patricia estudió en LDS Business College y Dixie College. Treinta días después de su regreso, ambos se comprometieron.
Al día siguiente de su compromiso, Patricia voló a Nueva York para estudiar música en la Juilliard School. Su amor perduró, a pesar de su prolongada separación, y el 7 de junio de 1963 se casaron en el Templo de St. George. Con el tiempo, Patricia y Jeffrey tuvieron tres hijos: Matthew, Mary Alice y David. Pero en 1980 su influencia como padres creció exponencialmente cuando Jeffrey fue nombrado presidente de la Universidad de Brigham Young.
Sus tres hijos recuerdan que la fe siempre estuvo presente en la vida cotidiana del hogar. A veces, especialmente cuando el élder Holland servía como presidente de la universidad y la hermana Holland servía en la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes, era muy difícil asegurar tiempo de calidad en casa. El matrimonio se apoyaba mutuamente, al igual que padres e hijos, y el resultado era que los hijos de los Holland sentían que sus padres estaban disponibles siempre que los necesitaban. En un devocional único en la Universidad Brigham Young en 1985, uno de los discursos especiales en los que el élder y la hermana Holland hablaron uno al lado del otro, expresaron con ternura su confianza en el apoyo constante durante esos desalentadores primeros años y los que le siguieron.
