Se nos manda cuidar las creaciones del Señor y ser mayordomos sabios de ellas. Debido a que me he beneficiado tanto de la Creación divina, realmente quiero ser un buen mayordomo de ella.
Tenemos la intención de modificar esta traducción cuando sea necesario. Si tiene sugerencias, por favor mándenos un correo a speeches.spa@byu.edu
Me siento muy honrada de poder hablarles hoy. Ruego que sientan el Espíritu al compartir mi mensaje y testimonio con ustedes. Todos recibimos alimento espiritual el fin de semana pasado durante la conferencia general. Espero que todavía tengan lugar en sus corazones para mi mensaje de hoy.
Como ya se mencionó en mi introducción, he sido miembro del cuerpo docente aquí en BYU durante casi veintisiete años. Me titulé y también obtuve una maestría aquí en BYU. En esta foto aparezco con mi asesor de maestría, el difunto Kimball Harper, antes de ir a la Universidad de Utah para obtener mi doctorado. [Se mostró una fotografía]. BYU me contrató justo después de terminar mi programa de doctorado, y he estado en el cuerpo docente desde entonces. Si lo piensan, he pasado la mayor cantidad de años de mi vida en el campus aquí en BYU.
Como parte de mi investigación académica, me dedico a estudiar la ecología y conservación de especies de plantas raras y/o en peligro de extinción. Durante mis casi tres décadas como profesora, he tenido la oportunidad de estudiar una gran variedad de especies de plantas en muchos lugares diversos y hermosos de todo el mundo.
Los que me conocen saben que siento un profundo amor por todas las creaciones del Padre Celestial. Desarrollé mi amor por el mundo natural cuando era una niña. Los veranos de mi infancia los pasé acampando en las montañas Bighorn de Wyoming con mi familia inmediata y mis abuelos. A mi madre y a mi abuela les encantan las flores silvestres. En nuestros viajes por la montaña, deteníamos los vehículos con frecuencia para que mi mamá y mi abuela pudieran tratar de identificar las flores silvestres nuevas que veían. De ellas aprendí a apreciar la belleza y la diversidad de las creaciones del Padre Celestial. Incluso hoy, para disgusto de mis hijos, tengo que detener el auto para identificar cualquier planta nueva que veo.
Hace ocho años me casé con mi compañero eterno, Steve Flinders, quien es biólogo de vida silvestre del Servicio Forestal de los Estados Unidos. Juntos tenemos seis hijos y cuatro nietos. A todos nuestros hijos y nietos les encanta el aire libre y disfrutan de pasar tiempo en la naturaleza. Mi amor y aprecio por el mundo natural han seguido aumentando a lo largo de mi vida. Me doy cuenta de que a menudo me siento más cerca del Padre Celestial y del Salvador cuando estoy en el mundo natural.
Mi investigación me lleva al campo con mis estudiantes para estudiar la ecología de plantas poco comunes. A veces, mientras trabajo tediosamente y le tomo medidas a las plantas, me olvido de mirar hacia arriba. Me concentro en la tarea que tengo delante y me olvido de adoptar una visión más amplia.
El élder Rafael E. Pino dijo estas importantes palabras:
La perspectiva es la forma en que vemos las cosas cuando las observamos desde cierta distancia y nos sirve para apreciarlas en su verdadero valor.
Es como cuando estamos en un bosque, con un árbol de frente; a menos que nos retiremos un poco no podremos apreciar lo que realmente es un bosque1.
Cuando me detengo a mirar hacia arriba, adquiero una mejor perspectiva y me doy cuenta de que solo soy una pequeña parte de la milagrosa creación. Al mirar hacia arriba, me asombra este hermoso mundo que, como dice la canción de la Primaria, “mi Padre creó para mí”2.
El próximo domingo es Pascua de Resurrección. Alrededor de la Pascua de Resurrección, a menudo cantamos uno de mis himnos favoritos: “Oh, creaciones del Señor”. La cuarta estrofa de este himno dice:
Tú, madre tierra, con caudal
de beneficios sin igual, …
Rica cosecha, bella flor,
magnificad al Creador3.
Uno de los propósitos de la Creación divina es testificar de Él,y “magnific[ar] al Creador”. En el Salmo 19 leemos: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento proclama la obra de sus manos”4. En Alma leemos, además:
Las Escrituras están delante de ti; sí, y todas las cosas indican que hay un Dios, sí, aun la tierra y todo cuanto hay sobre ella, sí, y su movimiento, sí, y también todos los planetas que se mueven en su orden regular testifican que hay un Creador Supremo5.
La hermana Susan L. Warner lo explicó de esta manera:
Debido a que nuestro Padre Celestial desea que lo conozcamos y sintamos Su amor, Él planeó un mundo lleno de creaciones magníficas que testifican de Él y de Su Hijo Jesucristo. ¿Han contado alguna vez todas las cosas que dan testimonio del Salvador? Tenemos puestas de sol y caracoles marinos, lirios y lagos, insectos y animales, mañanas milagrosas y cielos estrellados6.
El presidente Russell M. Nelson ha enseñado claramente:
La Creación misma testifica de un Creador, y no podemos desairar el toque divino en la Creación, porque sin nuestra agradecida percepción de la mano de Dios en la Creación, estaríamos tan ajenos a nuestro proveedor como lo está un pez en una pecera. Con profunda gratitud, hacemos eco a las palabras del salmista que dijo: “¡Cuán numerosas son tus obras, oh Jehová! Las has hecho todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tus creaciones”7.
Hace unos nueve o diez años, pasé por un evento traumático en mi vida. Más o menos al mismo tiempo, me divorcié. Durante ese tiempo, me acosaron el estrés y la ansiedad. Mi cuerpo también se rebeló contra el trauma. Tenía problemas para comer y dormir, pesadillas y herpes zóster recurrente, causado por un remanente del virus de la varicela que tuve de niña. Mi sistema inmunológico se había debilitado y a menudo me contagiaba de todo tipo de enfermedades.
¿Adónde podía acudir para encontrar paz en medio de esta tormenta de dolor y confusión en mi vida? Durante ese tiempo, hallé paz y refugio de la tormenta en dos lugares sagrados: en el mundo natural y en el santo templo del Señor. Por lo tanto, buscando desesperadamente esa paz, pasé mucho tiempo en ambos lugares.
Una de mis películas favoritas de la niñez es La Novicia Rebelde (1965). En esa película, la protagonista, María, recibe palabras de sabiduría de la Madre Abadesa del convento, quien repitió las palabras proféticas del Salmo 121: “Alzaré mis ojos a los montes. ¿De dónde vendrá mi socorro?”8
Hoy me gustaría compartir con ustedes algunas lecciones que aprendí de las creaciones del Padre Celestial que me ayudaron a afrontar la tormenta de este evento traumático. Al alzar mis ojos a los montes, obtuve una perspectiva más eterna del mundo natural.
Como dijo el élder Pino:
La perspectiva eterna del Evangelio nos lleva a comprender el lugar que ocupamos en el plan de Dios, a aceptar las dificultades y a progresar [a través de] ellas, a tomar decisiones y a centrar nuestra vida en el potencial divino que tenemos9.
Aprendí a aceptar esa dificultad en mi vida y a progresar a través de ella. Pude centrar mejor mi vida en mi potencial divino. Atribuyo mi progreso durante este tiempo a seis lecciones importantes que aprendí del mundo natural que estudio y amo tanto.
Lección 1: Crecer hacia la luz
La primera lección de la naturaleza es crecer hacia la luz. Las plantas exhiben fototropismo. Foto significa “luz” y tropismo significa “volverse hacia algo” o “crecer en dirección a algo”. ¿Alguna vez han notado una planta que crece hacia una ventana de su casa? ¿Alguna vez han visto una planta crecer alrededor de una roca para recibir más luz? Las plantas crecen hacia la luz. La luz es esencial para la fotosíntesis, que produce carbohidratos a partir del dióxido de carbono. Estos carbohidratos son necesarios para el crecimiento de las plantas, pero también son la base de las cadenas alimenticias o redes tróficas del resto de la vida en la Tierra. Sin el carbono obtenido a partir de la energía de la luz, no habría energía para más vida en el ecosistema.
Así como la luz es esencial para la vida en el mundo natural, la luz de Cristo es necesaria para nuestra supervivencia espiritual. Los ejemplos del mundo vegetal me han mostrado cómo crecer activamente hacia la Luz del Mundo.
En Doctrina y Convenios leemos: “Yo soy la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene al mundo”10.
La hermana Warner dijo: “Dondequiera que vivamos en este mundo, vemos el glorioso sol naciente, que testifica de la Luz de Cristo que llena nuestros corazones e ilumina nuestras mentes”11.
Crecer hacia el Salvador y centrarme en Él marcó toda la diferencia durante mi época de dificultades. Me concentré en Su luz. Crecí en esa dirección. ¿Cómo lo hice? Tomé la decisión de mantener mi enfoque en el Salvador todos los días. Conscientemente elegí mirar hacia arriba, alejarme de la tristeza y la oscuridad de mi vida y bañarme en la calidez de la luz del Salvador.
El presidente Henry B. Eyring agregó esta reflexión: “Al caminar en la luz, sentirán en ese momento una porción de la calidez y la felicidad que por fin será suya cuando nuevamente sean recibid[os de vuelta a casa]”12.
Al elegir acercarme al Salvador —a Su luz— sentí Su calidez y amor. Aprendí a utilizar la Expiación más plenamente en mi vida y sentí que Él llevaba mis cargas y pesares. Obtuve una perspectiva más amplia de las eternidades y ahora espero anhelosamente el momento, como dijo el presidente Eyring, en que sea bienvenida de vuelta a casa.
Lección 2: Permanecer profundamente arraigados en las aguas vivas
El agua también es esencial para la fotosíntesis. Las plantas utilizan la energía de la luz para dividir una molécula de agua, proporcionando la energía molecular necesaria para convertir el dióxido de carbono en carbohidratos que la planta puede utilizar para crecer y sobrevivir. Debido a que es esencial, muchas especies de plantas tienen grandes adaptaciones para absorber agua y evitar la pérdida de agua, especialmente en los sistemas desérticos. Una estrategia es enraizar profundamente. Esto permite que la planta extraiga el agua sustentadora de vida de depósitos profundos en el suelo. Esta agua no se evapora fácilmente, a diferencia del agua en la superficie del suelo. Las raíces profundas también funcionan como anclas para la planta contra tormentas y vientos fuertes.
Durante esa época difícil de mi vida, fui a dar un paseo a caballo hacia las montañas y vi un árbol arrancado de raíz por una tormenta. Las raíces del árbol no eran lo suficientemente profundas ni firmes como para soportar fuertes vientos.
Además de la luz, otro símbolo del Salvador es el agua viva. Al mirar ese árbol arrancado de raíz, me pregunté: “¿Estoy profundamente arraigada y anclada en aguas vivas?”.
En el relato de Jesús y la mujer junto al pozo leemos:
Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua volverá a tener sed;
más el que bebiere del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que brote para vida eterna13.
Las plantas tienen muchas estrategias para absorber y retener el agua. ¿Cuánto nos esforzamos por obtener agua viva? ¿Cuáles son algunas de las estrategias que podemos utilizar para permanecer profundamente arraigados en el agua viva?
Una manera es guardar los mandamientos.
En Doctrina y Convenios leemos: “Mas a quien guarde mis mandamientos concederé los misterios de mi reino, y serán en él un manantial de aguas vivas que brota para vida sempiterna”14.
El élder Joseph B. Wirthlin dijo: “Al vivir el evangelio de Jesucristo, desarrollamos en nuestro interior una fuente viviente que satisfará eternamente nuestra sed de felicidad, de paz y de vida eterna”15.
Otra manera de permanecer profundamente arraigados es hacer y guardar convenios sagrados. Tomé la decisión de guardar mis convenios sagrados y renovarlos cada semana al participar de la Santa Cena.
El presidente Nelson dijo:
[Nuestros] convenio[s] nos acercará[n] más y más a Él…Dios no abandonará Su relación con aquellos que han forjado tal vínculo con Él16.
Y élder Neil L. Andersen dijo: “Hacer convenios y guardarlos permite que el amor del Salvador penetre más profundamente en nuestro corazón”17.
La asistencia al templo fue otra cosa que me ayudó a mantenerme profundamente arraigada. Tomé la decisión específica de asistir al templo al menos una vez a la semana. A menudo iba durante mi hora de almuerzo. A veces me sentaba en el salón celestial y miraba fijamente la imagen del Salvador. No solo encontré paz allí, sino que me ayudó a permanecer profundamente arraigada en Su agua viva.
Me encontré aferrada a la barra de hierro18 con todas mis fuerzas, participando libremente del agua viva. Estoy agradecida por haber desarrollado a lo largo de mi vida un testimonio profundamente arraigado del Salvador —el Agua Viva— ya que me sostuvo durante ese tiempo difícil.
Lección 3: Encontrar maneras eficaces de tolerar el estrés
Hace unos años, publiqué un artículo con mi esposo y uno de sus colegas del Servicio Forestal de los Estados Unidos sobre una nueva población de pino longevo de la Gran Cuenca, Pinus longaeva, el cual habíamos descubierto en un lugar único en las montañas Tushar al sur de Utah19.
El pino longevo pertenece a una categoría de especies que llamamos “tolerantes al estrés”: plantas que viven con las mayores cantidades de estrés20. Los pinos longevos son los mejores tolerantes al estrés. Crecen alrededor del límite de la vegetación arbórea, donde poco más sobrevive. Los científicos a menudo llaman “extremófilos” a los pinos longevos21. Sobreviven a temperaturas extremadamente frías, suelos extremadamente secos, vientos fuertes y temporadas de crecimiento cortas. Estos pinos también viven vidas extremadamente largas. Son “casi prehistóricos”22. Muchos árboles de nuestra población recién descubierta tenían entre 1.000 y 1.500 años de edad. Nevada tiene poblaciones con árboles de más de 3.000 años de antigüedad. Los dos pinos más antiguos conocidos se encuentran en California y tienen unos 4.850 y 5.060 años, respectivamente23.
Piensen en eso un momento: esos árboles individuales estaban allí antes de que el Salvador caminara sobre la tierra, y todavía viven. Y estos árboles han luchado contra los elementos extremos todo ese tiempo, durante milenios.
El élder Dieter F. Uchtdorf dijo:
Algo que aprendemos al estudiar el crecimiento de los árboles es que en las temporadas en que las condiciones son ideales, los árboles crecen a un ritmo normal. Sin embargo, durante épocas en que las condiciones de crecimiento no son las ideales, los árboles disminuyen el ritmo de crecimiento y dedican su energía a los elementos básicos necesarios para sobrevivir24.
¿Cómo sobreviven los pinos longevos a condiciones ambientales tan extremas? Lo hacen creciendo lentamente y dedicando su energía a lo básico para sobrevivir. Fíjense en lo apretados que están los anillos en esta sección transversal de un tronco de pino longevos: la mayoría tiene menos de un milímetro de ancho. [Se mostró una fotografía]. Los árboles crecen tan poco cada año que es difícil ver los anillos de crecimiento sin un microscopio. El tronco en particular que se muestra en la foto es de un árbol que vivió hasta unos 2.000 años. Los pinos longevos hacen muy poco aparte de sobrevivir.
Aprendí algunas lecciones importantes de estos pinos sobre cómo sobrevivir a mi estrés.
El élder L. Tom Perry sugirió: “En nuestra búsqueda por aliviar las tensiones de la vida, ruego que sinceramente busquemos las maneras de simplificar la nuestra”25.
El élder Perry también dijo:
No nos es posible predecir todas las tribulaciones y tormentas de la vida, ni siquiera las que estén a la vuelta de la esquina, pero, como personas de fe y esperanza, sabemos sin lugar a dudas que el Evangelio de Jesucristo es verdadero y que “todavía nos aguarda lo mejor”26.
El élder Uchtdorf señaló: “aprendemos una y otra vez la importancia de cuatro relaciones clave: con nuestro Dios, con nuestra familia, con nuestro prójimo y con nosotros mismos”27. Luego dio este consejo:
Si la vida y su ritmo apresurado, y las muchas tensiones han hecho que les sea difícil sentir gozo, entonces quizás ahora sea un buen momento para volver a centrarse en lo que más importa…
Simplifiquemos un poco nuestra vida. Hagamos los cambios necesarios para volver a centrar nuestra vida en la sublime belleza del camino sencillo y humilde del discipulado cristiano, el camino que siempre conduce a una vida con significado, alegría y paz28.
Durante este tiempo estresante, aprendí de los pinos longevos que tenía que simplificar mi vida y concentrarme en lo básico. Me concentré primero en mi relación con Dios y en mi relación con mis hijos. Me concentré en lo que era más importante: el estudio personal de las Escrituras, la oración personal, la oración familiar y la noche de hogar, y dejé de lado las cosas menos importantes. Hice solo las cosas básicas. Me di cuenta de que no tenía energía para nada más. Simplemente sobreviví. Hacer esto fue difícil para mí porque soy el tipo de persona que trata de hacer todo por todos. Sin embargo, al centrarme en lo más importante y simplificar mi vida, me acerqué aún más a mi Salvador, lo cual me ayudó aún más durante ese tiempo estresante. Pude tolerar el estrés.
Lección 4: No es necesario saber todas las respuestas
Los ecologistas saben que los ecosistemas son increíblemente complejos. Cuanto más estudio las comunidades de plantas, más me doy cuenta de que no las entendemos completamente. He aprendido que no hay forma de entender realmente todas las interrelaciones complejas que las especies forman entre sí y con el medio ambiente. A veces hago hipótesis sobre las plantas y sus comunidades ecológicas y luego descubro, por medio de la recopilación de datos y el estudio, que estoy completamente equivocada en mis suposiciones.
Durante el tiempo que estuve lidiando con este evento traumático, hice muchas preguntas. ¿Por qué tuve que experimentar este trauma? ¿Por qué es tan difícil la vida? No tenía las respuestas.
El élder Andersen brindó una reflexión al respecto. Él dijo:
Entonces, permanecemos firmes y pacientes a medida que avanzamos en la vida terrenal. A veces, la respuesta del Señor será: “No lo sabes todo, pero sabes lo suficiente”, lo suficiente para guardar los mandamientos y hacer lo correcto29.
No saber todo sobre una especie de planta en particular, su ecología o su papel en el ecosistema ha sido bueno para mi programa de investigación. Al pasar tiempo en el mundo natural, me di cuenta de que también debe estar bien no tener todas las respuestas a las preguntas en mi vida personal.
Me apoyé mucho en mis pasajes favoritos de las Escrituras:
Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas30.
En Doctrina y Convenios se ofrece más información:
Escudriñad diligentemente, orad siempre, sed creyentes, y todas las cosas obrarán juntamente para vuestro bien, si andáis en la rectitud y recordáis el convenio que habéis hecho el uno con el otro31.
El darme cuenta de que no necesitaba saberlo todo me ayudó a encontrar paz. Podía creer que todas las cosas obrarían juntamente para mi bien si caminaba con rectitud y guardaba mis convenios.
En el mundo de las plantas, a menudo es necesario escarificar las semillas antes de que puedan germinar y convertirse en una hermosa planta. En pocas palabras, la escarificación es una técnica de abrasión de la cubierta dura de la semilla, de modo que pueda entrar el agua. La escarificación puede hacerse a través de los tractos digestivos de los animales, el viento, los ciclos de congelación y descongelación, el batir las semillas con rocas, etcétera. Tal vez necesitaba pasar por este trauma para estar un poco escarificada y que el agua viva pudiera entrar.
A pesar de todo, sabía lo suficiente, y ese conocimiento me sostuvo.
“Algunas veces las preguntas surgen debido a que simplemente no tenemos toda la información y solo necesitamos un poco más de paciencia”32.
He recibido bendiciones al aprender a ser paciente en mis oraciones para obtener respuestas, tanto en mi investigación ecológica como en mi vida personal.
Lección 5: Encontrar refugio y estabilidad en una comunidad diversa
En ecología, tenemos una teoría conocida como la hipótesis “diversidad-estabilidad”. Básicamente, esta teoría afirma que las comunidades más diversas, en número de especies diferentes, mantienen funciones ecosistémicas más estables durante períodos de estrés ambiental, como la sequía. Conceptualmente, sugiere que algunas especies podrían estar mejor adaptadas que otras para resistir tipos específicos de perturbaciones y, por lo tanto, la comunidad o el ecosistema conserva su función a pesar del estrés33.
El élder Peter M. Johnson dijo en su devocional del otoño pasado: “El Señor ama la diversidad”34. He aprendido la importancia de una comunidad diversa en el Evangelio. Durante mis momentos difíciles, me sorprendió la diversidad de la ayuda que vino a rescatarme. Vino de una amplia variedad de personas y lugares: una excompañera de cuarto de la universidad que vivía en California me brindó apoyo, una compañera de solía tocar conmigo en una banda de música country y vive en Dakota del Sur voló para estar allí para mí, una vecina jubilada se ofreció para ayudarme con mis hijos cuando la necesité, y algunos exestudiantes de posgrado llamaron durante este tiempo y brindaron colaboraciones y ayuda con la investigación. Mi obispo vino inesperadamente a mi casa y me ofreció una bendición, y hubo muchas, muchas más. Esas personas provenían de diversas posiciones socioeconómicas, diversos niveles educativos y orígenes culturales. Incluso sus relaciones conmigo eran de diversos aspectos de mi vida. Sin embargo, cada uno aportó su propia perspectiva única.
El élder Uchtdorf dijo: “Hermanos y hermanas, queridos amigos, necesitamos sus habilidades y perspectivas únicas. La diversidad de personas y pueblos alrededor del mundo es la fortaleza de esta Iglesia”35.
El élder Chi Hong (Sam) Wong dijo:
Para poder ayudar al Salvador, debemos trabajar juntos en unidad y armonía. Todos, en cualquier llamamiento, en cualquier puesto, son importantes. Debemos estar unidos en nuestro Señor Jesucristo36.
Estoy agradecida de haber construido una comunidad diversa a mi alrededor. Mi comunidad tenía una diversidad de talentos, habilidades y enfoques. Cada uno encontró su propia manera única de ayudarme. Algunos pudieron ayudarme más en ciertos momentos que en otros. Sin embargo, al igual que una comunidad ecológica diversa, mi comunidad acudió en mi ayuda y me brindó estabilidad y refugio en medio de la tormenta. Pudieron trabajar en unidad y armonía para mi rescate.
Lección 6: Recordar siempre darle las gracias
Al pasar tiempo en el mundo natural durante mi lucha, me pregunté: “¿Miro hacia arriba junto con las otras creaciones en alabanza a Él?”.
Cuando mi hija Sabrina tenía cuatro años, tenía terribles dolores de crecimiento en las piernas. A mí también me afectaban los dolores de crecimiento cuando era niña. Era muy tarde una noche, mucho después de la hora de acostarse de Sabrina, Yo estaba exhausta porque mi hija no dejaba de llorar. Cuando el analgésico no funcionó, le dije que debíamos orar y pedirle al Padre Celestial que la ayudara a aliviar el dolor. Nos arrodillamos juntas y ofrecí una sencilla oración para que su dolor disminuyera y pudiera dormir. Puse a Sabrina en la cama a mi lado y le froté las piernas hasta que las dos nos quedamos dormidas.
Por la mañana, me despertaron los gritos de alegría de Sabrina. Me dijo: “Mamá, ¡ya no me duelen las piernas!”.
Pero lo que hizo a continuación me derritió el corazón. Inmediatamente, alzó la vista al cielo y dijo: “¡Gracias, Padre!”.
En Doctrina y Convenios leemos, “Y el que reciba todas las cosas con gratitud será glorificado; y le serán añadidas las cosas de esta tierra, hasta cien tantos, sí, y más”37.
¿Nos acordamos de darle las gracias? ¿Miramos hacia arriba y decimos: “Gracias, Padre”? Para mí, a veces es un desafío recordar hacer esto en momentos de dificultad, y fue particularmente difícil durante mi evento traumático.
Nefi fue un ejemplo notable de alguien que alabó al Señor durante sus pruebas y aflicciones. Él dijo, “No obstante, acudía a mi Dios y lo alababa todo el día; y no murmuré contra el Señor a causa de mis aflicciones”38.
El presidente David O. McKay declaró una vez: “En el amargo frío de la adversidad encontramos la verdadera prueba de nuestra gratitud… la cual… es más profunda que las circunstancias de la vida, ya sea triste o alegre”39.
Mi situación traumática fue una verdadera prueba de mi gratitud.
El élder Moisés Villanueva lo explicó de esta manera:
Mis queridos hermanos y hermanas, ¿cómo reaccionamos ante nuestras aflicciones? ¿Murmuramos ante el Señor a causa de ellas? O, como Nefi, … ¿nos sentimos agradecidos de palabra, pensamiento y obra porque nos centramos más en nuestras bendiciones que en nuestros problemas?40
Tal como lo hicieron Nefi y las creaciones del Señor, traté de alabarlo todo el día. Tomé la decisión consciente de buscar activamente cosas por las que estar agradecida cada día. Para mí, a veces era solo una hermosa puesta de sol, buen clima para mi viaje, niños que cenaron felices, una clase que salió bien ese día o que ninguno de mis hijos olvidó su tarea.
La hermana Bonnie D. Parkin enseñó este principio:
El Señor dice: «Darás las gracias al Señor tu Dios en todas las cosas». La frese todas las cosas significa precisamente eso: las cosas buenas y las cosas difíciles, no solo algunas cosas. Él nos ha mandado que seamos agradecidos porque sabe que el serlo nos hará felices, lo cual es otra evidencia de Su amor41.
El presidente Thomas S. Monson además enseñó: “El dar gracias de forma sincera no solo nos ayuda a reconocer nuestras bendiciones, sino que también abre las ventanas de los cielos y nos ayuda a sentir el amor de Dios”42.
Y sentí el amor de Dios. Pero ¿podría hallar felicidad, como sugirió la hermana Parkin? Gradualmente, comencé a hallar felicidad de nuevo, porque me acordaba de mirar hacia arriba y decir: “Gracias, Padre”, cada día, y obtuve la perspectiva eterna que tanto necesitaba.
Estoy muy agradecida por estas seis hermosas lecciones que aprendí de la naturaleza y que me ayudaron a afrontar una tormenta tumultuosa en mi vida y otras pruebas desde entonces. Hay muchas otras lecciones que el mundo natural me ha enseñado y que no tengo tiempo de compartir, pero me alegro de haber podido mirar hacia arriba y encontrar respuestas y lecciones en las creaciones del Padre Celestial. Eso ha fortalecido mi amor por Sus creaciones aún más. Siento un deseo urgente de ayudar a proteger y conservar el mundo natural.
El presidente Nelson señaló: “En calidad de beneficiarios de la Creación divina, ¿qué debemos hacer? Debemos cuidar la tierra, ser mayordomos sabios de ella y conservarla para las futuras generaciones”43.
En la conferencia general de octubre pasado, el obispo Gérald Caussé dijo:
Sin embargo, el don divino de la Creación no se recibe sin deberes ni responsabilidades. El mejor modo de describir tales deberes es mediante el concepto de la mayordomía. En términos del Evangelio, la palabra mayordomía designa una responsabilidad sagrada espiritual o temporal de cuidar algo que pertenece a Dios, y de lo que nosotros somos responsables44.
Se nos manda cuidar las creaciones del Señor y ser mayordomos sabios de ellas. Debido a que me he beneficiado tanto de la Creación divina, realmente quiero ser un buen mayordomo de ella. Cada semestre doy una lección a mis alumnos sobre la importancia de este principio. Como resultado, mis alumnos a menudo me preguntan cómo pueden ser buenos mayordomos de Sus creaciones. ¿Qué pueden hacer?
Hay una cita de Brigham Young que creo que proporciona la respuesta a esa pregunta:
Permíteme amar el mundo como Él lo ama, para embellecerlo y glorificar el nombre de mi Padre Celestial. No importa si yo o alguien más lo posee, si solo trabajamos para embellecerlo y hacerlo glorioso, todo está bien45.
Ruego que podamos amar al mundo como Él lo ama. He llegado a amar Sus creaciones aún más a medida que he aprendido estas seis lecciones importantes. Sé que, si realmente podemos amar el mundo natural, seremos buenos mayordomos de él. Ruego que nos tomemos el tiempo de nuestras ocupadas y agitadas vidas para mirar hacia arriba y obtener la perspectiva que necesitamos. Sé que el Salvador vive. Debemos progresar hacia Su luz, permanecer profundamente arraigados en Su agua viva, y confiar en los principios básicos del Evangelio en momentos de estrés. Necesitamos recordar que no tenemos todas las respuestas, encontrar refugio en una comunidad diversa de santos y recordar agradecerle al Padre siempre. Si hacemos estas seis cosas, podremos afrontar cualquier tormenta en nuestra vida y obtener una perspectiva eterna. En esta época de Pascua de Resurrección, quiero que sepan que amo a mi Salvador, “el Maestro Sanador”46, y estoy muy agradecida por la bendición de Su expiación. Y, como dice la canción de la Primaria: “¡qué gozo me da en este mundo vivir, que mi Padre creó para mí!”47. Les dejo este testimonio en el nombre de Jesucristo. Amén.
Notas
- Rafael E. Pino, “La perspectiva eterna del Evangelio”, Liahona, mayo de 2015.
- Mi Padre Celestial me ama, Canciones para los niños, pág. 16
- “Oh, creaciones del Señor”, Himnos, 1983, nro. 32.
- Salmos 19:1.
- Alma 30:44.
- Susan L. Warner, “Para que demos testimonio de Él”, Liahona, octubre de 1998.
- Russell M. Nelson, “La creación”, Liahona, abril de 2000; citando Salmos 104:24.
- Salmos 121:1.
- Pino, “La perspectiva eterna del Evangelio”.
- D. y C. 93:2.
- Warner, “Para que demos testimonio de él”.
- Henry B. Eyring, “Andemos en la luz”, Liahona, mayo de 2008.
- Juan 4:13–14.
- D. y C. 63:23.
- Joseph B. Wirthlin, “El agua viva para saciar la sed espiritual”, Liahona, julio de 1995.
- Russell M. Nelson, “El convenio sempiterno”, Liahona, octubre de 2022.
- Neil L. Andersen, “Allegarnos más al Salvador”, Liahona, noviembre de 2022.
- Véase 1 Nefi 8:19–30; 1 Nefi 11:25; 1 Nefi 15:23–24.
- Véase Andrew Orlemann, Steven H. Flinders y Loreen Allphin, “The Discovery of Great Basin Pinos longevos Pine, Pinus longaeva, in the Tushar Mountains of the Fishlake National Forest in Central Utah, USA”, Western North American Naturalist, tomo LXXVII, nro. 1, marzo de 2017,
- J. P. Grime, “Evidence for the Existence of Three Primary Strategies in Plants and Its Relevance to Ecological and Evolutionary Theory”, American Naturalist 111, no. 982 (noviembre-diciembre de 1977): 1169-94. 21.
- Robert Hudson Westover, “Methuselah, a Pinos longevos Pine Is Thought to Be the Oldest Living Organism on Earth”, Forestry (blog), Departamento de Agricultura de EE. UU., 21 de abril de 2011, usda.gov/media/blog/2011/04/21/methuselah-pinos longevos-pine-thought-be-oldest-living-organism-earth.
- Westover, “Matusalén, un pino Pinos longevos”.
- Véase Encyclopedia Britannica Online, s.v. “pinos longevos pine”, 9 de agosto de 2022, pág. britannica.com/plant/pinos longevos-pine.
- Dieter F. Uchtdorf, “De las cosas que más importan”, Liahona, noviembre de 2010.
- L. Tom Perry, “Hágase con sencillez”, Ensign, noviembre de 2008.
- Perry, “Hágase con sencillez”.
- Uchtdorf, “De las cosas que más importan”.
- Uchtdorf, “De las cosas que más importan”.
- Neil L. Andersen, “Sabes lo suficiente”, Liahona, noviembre de 2008.
- Proverbios 3:5–6.
- D. y C. 90:24.
- Dieter F. Uchtdorf, “Vengan, únanse a nosotros”, Liahona, noviembre de 2013.
- Véase Robert MacArthur, “Fluctuations of Animal Populations and a Measure of Community Stability”, Ecology 36, nro. 3 (julio de 1955): 533–36; véase también Kevin Shear McCann, “The Diversity-Stability Debate”, Nature 405, nro. 6783 (11 de mayo de 2000): 228–233.
- Peter M. Johnson, “Christ’s Atonement, Invitations to Act, and Promised Blessings”, discurso pronunciado en un devocional de BYU, 15 de noviembre de 2022.
- Uchtdorf, “Vengan, únanse a nosotros”.
- Chi Hong (Sam) Wong, “Unidos en el rescate”, Liahona, noviembre de 2014.
- D.y C. 78:19.
- 1 Nefi 18:16.
- David O. McKay, Pathways to Happiness, compilación de Llewelyn R. McKay, (Salt Lake City: Bookcraft, 1957), pág. 318.
- Moisés Villanueva, “Favorecido del Señor todos mis días”, Liahona, noviembre de 2021.
- Bonnie D. Parkin, “Gratitud: Un sendero hacia la felicidad”, Liahona, mayo de 2007; las cursivas figuran en el original; citando D. y C. 59:7; el énfasis es añadido.
- Thomas S. Monson, “El divino don de la gratitud”, Liahona, noviembre de 2010.
- Nelson, “La creación”.
- Gérald Caussé, “Nuestra mayordomía terrenal”, Liahona, noviembre de 2022; cursivas del original. Véase también Spencer W. Kimball, “Welfare Services: The Gospel in Action,” Ensign, November 1977.
- Brigham Young, “Discourse”, Deseret News, 20 de junio de 1855, pág. 117; véase también JD 2:308 (3 de junio de 1855).
- Russell M. Nelson, “Jesucristo: El Maestro Sanador”, Liahona, noviembre de 2005.
- “Mi Padre Celestial me ama”

Loreen Allphin, directora adjunta de la Facultad de Ciencias Biológicas de BYU y profesora de botánica y vida silvestre, pronunció este devocional el 4 de abril de 2023.